
Estudio Apocalipsis 1:2 – Indry Cortés de Alvarado
Estudio Apocalipsis 1:2 – Indry Cortés de Alvarado
Hoy quiero invitarles a reflexionar en el versículo 2 del capítulo 1 del libro de Apocalipsis. Ya anteriormente estuvimos meditando en el versículo 1, pero para comprender bien el versículo 2, es necesario leer nuevamente ambos versículos (Apocalipsis 1:1-2):
“1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.”
Fíjese que el versículo 2 nos muestra que el apóstol Juan dio testimonio de tres cosas:
- De la palabra de Dios,
- Del testimonio de Jesucristo,
- Y de todas las cosas que vio.
El testimonio de Jesucristo, como lo dice bien la palabra, es acerca de Él, es acerca de nuestro Señor.
Este testimonio no fue meramente verbal. Si vamos al versículo 9 del mismo capítulo, vemos que Juan estaba exiliado en la isla de Patmos “por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.” Su testimonio le costó el destierro. Fue perseguido y aislado por proclamar lo que había visto y recibido de parte del Señor.
Y si nosotros avanzamos algunos versículos en el mismo capítulo 1, nos vamos a dar cuenta que Juan estaba exiliado debido a su testimonio, debido a lo que él proclamó acerca de Jesucristo. Apocalipsis 1:9 dice lo siguiente:
“9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.“
Entonces nosotros nos damos cuenta que Juan, el escritor de este libro, se encontraba en esta isla a causa de proclamar las cosas que él había visto de parte del Señor Jesucristo y de lo que Él había recibido en esta revelación de parte de Dios.
Apocalipsis 1:2
“2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.”
Juan ahora da su testimonio verificando la veracidad del libro. Lo que vio era la palabra de Dios y el testimonio dado por Jesús y el testimonio de quien es Jesús, es decir, el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Esta es también la razón por la que Juan estaba en la isla de Patmos, por la palabra de Dios y el testimonio de Jesús.
Siguiendo el versículo 1, en el cual se nos dice que el apocalipsis proviene de Dios, se nos dice que es la palabra de Dios, así como el testimonio de Jesucristo y no es el producto de la mente de ningún hombre, puesto que tiene el reclamo de ser la palabra de Dios.
No deberíamos nosotros, por tanto, poner el libro a un lado porque es difícil de entender, ya que tiene un mensaje que es muy importante para los santos, para los escogidos de Dios y aquellos que creen en el Señor Jesucristo y que han entregado sus vidas a Él. Nos insta a ser fieles hasta la muerte y, por lo tanto, reclama la más alta autoridad, porque proviene de Dios mismo.
¿Acerca de quién es el autor? ¿Los mártires?
En Apocalipsis 6:9 y 20:4, se nos menciona a los mártires que fueron muertos por obediencia a la palabra de Dios y por mantener el testimonio de Jesús. Él vio la palabra de Dios y esto nos da una de las claves para poder entender el libro.
Es decir, él vio la palabra de Dios, lo que debe ser entendido a la luz del resto de la palabra de Dios. Apocalipsis es el último libro de la Biblia, tanto en su ubicación como también en el tiempo en que fue escrito. Requiere de todas las secciones anteriores de la Biblia y ciertamente del mismo libro de Apocalipsis para poder llegar a una interpretación correcta.
En Juan 21:24, vemos que el discípulo que escribió el Evangelio de Juan declara que su testimonio es verdadero. En Apocalipsis 22:16, personalmente declara que le ha dado a Juan este testimonio, y en Apocalipsis 22:20, Jesús testifica de estas cosas, es decir, testifica de su veracidad. En 19:9 y 22:6, el ángel afirma que estas son palabras fieles y verdaderas de Dios.
“6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.”
El punto de esto es confirmar vez tras vez con la autoridad más alta que estas cosas son ciertas, porque los siervos de Dios necesitan estar preparados para morir incluso por su fe.
La verdad de estas palabras es de suprema importancia. Si no hay ningún cielo nuevo ni tierra nueva y no hay lago de fuego, ¿para qué molestarse entonces en morir por la fe que uno tiene?
Juan testificó de todas las cosas que vio, que su testimonio es verdadero, que hace eco de las palabras de David que encontramos en Salmos 19:7:
“7 La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”
Vemos que cerca del final del Apocalipsis, el testimonio de Jesucristo también es el espíritu de la profecía. Apocalipsis 19:10 dice:
“10 Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.“
Dios dio la revelación a Jesús, luego Jesús la dio a Juan por medio de su ángel, Juan simplemente dio testimonio de las palabras de Dios y del testimonio de Jesús y de todo lo que Él vio. Por lo tanto, concluimos, que el autor es Juan. El autor de este libro se menciona cuatro veces: Apocalipsis 1:1, 1:4, 1:9, 22:8.
Aunque algunos han debatido si fue realmente el apóstol Juan o un profeta o anciano con el mismo nombre que vivió en Éfeso, en realidad Juan es identificado como un profeta en Apocalipsis 22:9 y 10:11, sin embargo, esto no significa que fue un profeta llamado Juan diferente al apóstol Juan. Es verdad que el autor no se describe como un apóstol, pero la evidencia externa, la voz de la tradición y la evidencia interna, apuntan al apóstol Juan, quien fue el autor del Evangelio según Juan, y tres epístolas que llevan su nombre, así como Apocalipsis.
Algunos argumentan que Juan el Apóstol no fue el autor de este libro, dado que hay diferencias de estilo de lenguaje en este libro. Sin embargo debemos de recordar que los apóstoles escribieron por inspiración divina y el Espíritu Santo fue el que los inspiró y en algunos momentos escribían desde una perspectiva distinta con un tono distinto.
Los padres de la iglesia argumentaron que Juan el Apóstol fue el autor. Como por ejemplo Juan Justino Mártir (que vivió entre los años 110 y 165 d. C.), Ireneo (120 al 202 d. C.), Clemente de Alejandría (153 al 217 d .C.), Tertuliano (145 al 220 d .C.), Orígenes, (185 al 254 d .C.) Hipólito (170 al 236 d .C.), Victorino (quien murió en la persecución en el 303 d .C.)
Este Juan es el hijo de Zebedeo, él y su hermano fueron llamados “Hijos del Trueno” (Marcos 3:17). También prohibió que alguien que no era del grupo apostólico hiciera milagros (Lucas 9:49-50) Quiso pedir fuego del cielo sobre los samaritanos hostiles (Lucas 9:52-54). Este discípulo también fue testigo de la transfiguración de Jesús y de su resurrección (Mateo 17).
Entonces volvemos a leer el versículo 2 que dice que “ha dado testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto”. Aquí se destaca el énfasis que se ha dado a la palabra “testimonio”, la cual viene del griego “martureó” Nos indica que Juan se coloca junto a aquellos que leen su escritura, es decir, donde usted y yo nos encontramos hoy, y Juan nos aclara que él también mira hacia aquello que está escribiendo, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y la palabra de Dios aquí creemos que se refiere a Cristo como también al contenido de este libro. Él es la palabra viva, nuestro Señor Jesucristo, y nosotros estamos en posición de la palabra escrita, y cuando la palabra escrita nos revela Jesucristo es porque Él es la palabra viviente.
Ahora Juan continúa diciendo del testimonio de Jesucristo, aquí se nos dice que es un testimonio vivo de lo que vio. Esto ocurre unas 90 veces en los escritos de Juan, 50 veces en su evangelio. Juan habla de todo lo que ha visto, de todo aquello, de lo que él pudo ver como un privilegiado testigo presencial de los hechos.
Volviendo ahora a lo que mencionó el versículo 1, él lo declaró, es como si Juan hubiese sacado fotos o como si estuviera presenciando y moderando un programa de televisión
Con un personaje clave principal: el Señor Jesucristo, quien lo presentó desde el cielo a través de sus ángeles, a través de Juan, para usted y para mí. Es así como Dios lo quiere.
Ahora también el versículo 2 dice “Y de todas las cosas que ha visto”, es decir que Juan fue testigo ocular de esta visión que se nos presenta aquí y no solo oyó, sino que vio estas cosas y dio testimonio de ella y estuvo tan involucrado con estos testimonios que él fue capaz de dar su vida por las cosas que había visto y oído. Si esto no fuera real, él no hubiera sido capaz de dar su vida, sin embargo, porque esto que él vio y presenció, fueron cosas reales, estuvo dispuesto a dar su vida por Cristo, dar su vida por la fe.
Nosotros también somos llamados a ser testigos del Señor Jesucristo y en especial en estos tiempos difíciles y peligrosos que estamos viviendo y que están aconteciendo. Somos llamados a dar testimonio del Señor hasta las últimas consecuencias. Que el Señor les bendiga.