
Trump sugiere que Ucrania ceda territorio para lograr la paz con Rusia
Trump sugiere que Ucrania ceda territorio para lograr la paz con Rusia
Sin lugar a dudas, una de las noticias más importantes en el escenario profético de esta semana fue la reunión que el día de ayer sostuvieron los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladimir Putin. Esto es importante porque, hoy en día, tanto Estados Unidos como Rusia son potencias nucleares que pueden determinar el destino de la humanidad.
Si bien China también es otra potencia mundial que está en la palestra, no participó de este diálogo, ya que la situación entre Rusia y Estados Unidos necesitaba ser discutida directamente. En este sentido, el diario New York Times informó lo siguiente:
“Después de la cumbre de Alaska, los europeos quedaron preocupados de que Donald Trump presione a Ucrania. Sin estrategia de su propio lado para terminar la guerra, los líderes continentales de Europa están ansiosos ante el hecho de que el presidente Donald Trump fuerce a Ucrania a aceptar términos que favorezcan de forma extrema a Rusia.
Tras la publicitada cumbre de Alaska, los europeos —incluidos los ucranianos— están preocupados, pero consideran que aún lo peor no ha sucedido. El presidente Donald Trump no aceptó ceder territorio de Ucrania al presidente ruso, Vladimir Putin, al menos no todavía, ni limitar la ayuda europea a Kiev.
Pero esto no significa que los líderes europeos estén tranquilos. Tras reunirse con Putin e informar a los líderes europeos, Donald Trump ahora cree que se puede lograr un tratado de paz rápidamente, siempre que Ucrania acepte ceder más territorio en la región oriental del Donbass. Esto obligaría al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, a aceptarlo, según declararon este sábado dos funcionarios europeos que solicitaron mantener el anonimato para poder hablar en forma privada.
Tras las declaraciones posteriores a la cumbre de Alaska, este viernes, el presidente Donald Trump elogió efusivamente al presidente Putin, en desmedro del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. “Después de todo —dijo Trump a Fox News—, Rusia es una gran potencia y ellos no”.
Y agregó: “Ahora le toca realmente al presidente Zelensky lograrlo”. También señaló: “Las naciones europeas deben involucrarse”.
No queda claro si se refería a que los europeos debían presionar a Ucrania para llegar a un acuerdo con Rusia, o si más bien hablaba de proporcionar más ayuda y garantías a Kiev”. (1)

Bien, estimados amigos auditores, dejamos la lectura de esta noticia hasta aquí para proceder a comentarla.
Claramente era importante el resultado de esta reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin, en función de la situación de la guerra en Ucrania, que con el tiempo se ha convertido en una guerra monstruosa, con grandes pérdidas de vidas humanas tanto por parte de Ucrania como de Rusia.
No debemos olvidar que fue Rusia quien primero atacó. Al mismo tiempo, Ucrania buscaba unirse a la Unión Europea, particularmente a la OTAN, lo cual para Rusia era inaceptable: no podía tener a la alianza militar de la OTAN en sus fronteras. Así comenzó esta guerra tremenda.
Durante el gobierno del presidente norteamericano Joe Biden se enviaron miles y miles de millones de dólares a Ucrania para que comprara armas y se defendiera de Rusia. Sin embargo, al mismo tiempo, el nivel de corrupción fue tal que gran parte de ese dinero se perdió. Ahora, al asumir Donald Trump, busca llegar a un acuerdo de paz, y en este contexto se produce esta reunión.
Muchos medios de prensa occidentales han sido críticos, incluso burlándose de Trump, al señalar que “no se logró nada”: no se detuvo la guerra, no hubo avances hacia la paz ni mejoras en las condiciones actuales en que se encuentra Ucrania.
Sin embargo, hay que entender lo siguiente: es sano y conveniente que estos dos líderes, tanto Putin como Trump, puedan conversar, porque esto ayuda a bajar tensiones. Y es que, estimados amigos auditores, por primera vez desde la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, a inicios de la década de 1960, se volvió a hablar con realismo de una posible guerra nuclear. Por lo tanto, necesitamos estar atentos y preparados espiritualmente dentro de lo que este escenario significa.
En esta cumbre se habían depositado muchas esperanzas. De hecho, detrás de los líderes se colocaron carteles que hablaban de “conversaciones para la paz”. Hoy existe en el mundo una gran urgencia por buscar la paz y también la seguridad, tal como lo ha dicho Naciones Unidas. Y aquí debemos entender, desde una mirada profética, qué está sucediendo.
En primer lugar, la Biblia menciona con relativa claridad un rol profético para Rusia en los capítulos 38 y 39 del libro de Ezequiel. Allí se anuncia un ataque a Israel desde el norte. En muchos sectores de estudiosos de la profecía bíblica se piensa que será Rusia la nación que liderará este ataque, al frente de una gran coalición de países musulmanes extremistas. Entre ellos, Irán —mencionado en Ezequiel 38:5 como Persia—, Turquía y varias naciones del norte de África que son enemigos acérrimos de Israel.
Por lo tanto, es importante observar qué hace Rusia, cómo se mueve y hacia dónde conduce Putin a su país. Aunque hoy Rusia no sea una gran potencia económica —su PIB es menor incluso que el del estado de Texas en EE. UU.—, su poder radica en su vasto territorio, sus recursos naturales y, sobre todo, en el hecho de que posee el mayor arsenal nuclear del mundo, incluso superior al de Estados Unidos. Esto convierte a Rusia en un actor principal en los eventos proféticos que están por venir.

En cuanto a Estados Unidos, no está claro cuál será su rol en los días proféticos que vienen y en la tribulación. El país atraviesa una crisis moral y valórica, tras abandonar los principios cristianos y protestantes que alguna vez le dieron forma. Aunque la Iglesia cristiana evangélica aún es influyente, su peso decrece cada año; menos ciudadanos se congregan, y el pecado avanza a pasos agigantados.
Por eso, el destino profético de Estados Unidos es incierto. Algunos creen que saldrá de la ecuación profética, ya sea por un ataque nuclear, por un colapso económico, por un desastre natural —como la erupción del volcán de Yellowstone— o incluso por una guerra civil interna entre republicanos y demócratas. Otros han llegado a afirmar que Estados Unidos sería la gran Babilonia profética mencionada en Apocalipsis, que será destruida “en una hora”.
Por eso, repetimos: es valioso que Rusia y Estados Unidos conversen. Rusia parece tener un rol profético claro en los últimos tiempos. En cambio, Estados Unidos podría desaparecer o quedar debilitado. Europa, por su parte, siempre se ha considerado en los estudios proféticos como el lugar desde el cual surgirá el último imperio mundial: el imperio del Anticristo. Para que esto ocurra, sería necesario que Estados Unidos quedara fuera del escenario mundial, reducido a una mínima expresión.
En ese contexto, una vez que la guerra de Rusia contra Ucrania encuentre una solución —que probablemente implique que Ucrania ceda territorio a Rusia, como busca Putin—, los ojos del mundo se volverán hacia Israel y el Medio Oriente.
Ya lo vimos recientemente: Israel atacó a Irán, Irán respondió, y se libró una guerra de 12 días que, aunque no escaló más allá, dejó fuertes daños en ambos países.
Una vez que Europa deje atrás su preocupación por Ucrania, comenzará a presionar con más fuerza la situación en Medio Oriente. De hecho, Francia ya anunció que en la próxima cumbre de Naciones Unidas, en septiembre de 2025, buscarán el reconocimiento del Estado Palestino, algo que pondrá a Israel en una situación complicada. Todo esto refleja una aceleración profética gigantesca.
La Biblia lo anticipa en Apocalipsis 6: primero aparece el jinete del caballo blanco (el Anticristo), que promete paz. Pero enseguida surge el jinete del caballo rojo, que trae guerras, con una gran espada que podría representar el uso de armas nucleares.
Esto significa que estamos viviendo un tiempo de gran aceleración profética. Es positivo que Rusia y Estados Unidos dialoguen, pero no podemos confiarnos en estas promesas de “paz y seguridad”, porque la Palabra nos advierte que vendrán grandes guerras.
Guerras que se concentrarán en el hemisferio norte —posiblemente en Europa— y, sobre todo, en Medio Oriente, alrededor de Israel.
Jesucristo mismo dijo que, cuando vuelva, el pueblo judío reconocerá: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. Habrá un remanente que se salvará, y los movimientos proféticos seguirán desarrollándose desde Europa hacia Israel.
La Iglesia debe entender esto: el tiempo de la peregrinación sobre la tierra se termina.
Pronto vendrá el arrebatamiento.
“El que tiene oídos para oír, oiga”.
Queda poco tiempo. Muy pronto sonará la trompeta del arrebatamiento.
(1) https://www.nytimes.com/2025/08/16/world/europe/putin-trump-alaska-summit-ukraine.html